[12 junio] El siglo XVI en el cruce de la historia y de la arqueología: factos y fuentes

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El siglo XVI en el cruce de la historia y de la arqueología: factos y fuentes
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Jornadas de estudio

El siglo XVI en el cruce de la historia y de la arqueología: factos y fuentes

Sin lugar a dudas la historia del continente americano guarda un lugar aparte a los eventos ocurridos en el siglo XVI. La complejidad de procesos acontecidos a partir de la introducción de grupos humanos venidos de Europa marcaría un antes y un después en la cosmovisión, la concepción de la economía, la organización social, así como en el devenir histórico del continente mismo. Una invaluable característica distintiva reside en la construcción de una prolífera información documental, a través de ella ha sido posible entender las dinámicas entretejidas en los albores del proceso de colonización, pero, además, ha hecho posible comprender gracias a estos documentos una porción del último periodo precolombino, nos referimos aquí al periodo Posclásico Tardío. Estos atributos han ofrecido un campo fecundo al ejercicio historiográfico desde el cual han sido develados los múltiples engranajes que dinamizaron una historia compartida.

Por otro lado, el desarrollo científico generado por otras disciplinas antropológicas ha proporcionado un conjunto de datos desde los cuales el conocimiento de este periodo histórico se ha visto enriquecido. Pero no solo eso, la producción de información ha permitido el diálogo y el debate con las fuentes documentales escritas, a partir de los cuales ha sido posible construir un escenario crítico desde donde es prudente plantear las siguientes preguntas: ¿Cuáles son las correspondencias o las inconsistencias encontradas desde el quehacer arqueológico, bioantropológico, geohistórico con las fuentes documentales escritas?, en este mismo sentido ¿Cómo esta interacción ha mejorado el conocimiento de este periodo histórico? ¿Cuáles son las problemáticas y retos encontrados desde estas diversas vetas de información?

Las jornadas de estudio Arqueología multidisciplinaria, organizadas por el laboratorio de arqueología del CEMCA en conjunto con el CIGA-UNAM, el IFEA y la Universidad de Paris Nanterre, Mondes Américains-EHESS propone un espacio de discusión que reúna voces de distintas disciplinas que investigan en torno a los acontecimientos ocurridos durante el siglo XVI, el objetivo central es discutir las fuentes históricas a la luz de otras fuentes de datos obtenidos.

Programa


8:45 h

Registro

9:00 h

Discurso de apertura

  • Maya Collombon  (cemca)
  • Aliocha Maldavsky  (ifea)
  • Isaac Barrientos  (cemca)

9:15 h

Mesa 1: El Proyecto AméricAnimal

  • Arnaud Exbalin  (Université Paris Nanterre-Mondes Américains)
    Presentación del proyecto AmerícAnimal
  • Karine Lefebvre  (ciga-unam)
    Reflexión sobre el lugar de la arqueología colonial en México y su impacto en el estudio de los animales
  • Aurélie Manin  (PalaeoBARN, School of Archaeology, University of Oxford)
    Un breve vistazo de los testimonios arqueozoológicos de la introducción precoz del ganado europeo en las Américas: estudios de caso en el Caribe y en el Occidente de México
  • Ophélie Lebrasseur  (Universite Toulouse III Paul Sabatier)
    La introducción del pollo en Latino América: el proyecto Araucana

Modera: Arnaud Exbalin (Université Paris Nanterre-Mondes Américains)

10:30 h

Balance y discusión

12:00 h

Receso

14:00 h

Mesa 2: El siglo XVI en el cruce de la historia y de la arqueología

  • Beatriz Eugenia Rincón Rodríguez  (Subdirección de Investigación y Producción Científica Instituto Colombiano de Antropología e Historia – icanh)
    Diálogo inclusivo entre la Arqueología y la Historia: El caso de la Villa de San Bartolomé de Honda
  • Karine Lefebvre  (ciga-unam)
    La aportación de la arqueología al estudio de las sociedades novohispanas en el medio rural
  • Cynthia Vargas Correa  (Programa Arqueológico – Escuela de Campo – Valle de Pachacamac, convenio pucp-unacem)
    El periodo Colonial Temprano en el valle de Lurín: el caso de El Cuadrángulo en Pachacamac
  • Hans Roskamp  (El Colegio de Michoacán)
    Los metalurgistas del antiguo Jicalán, Michoacán: un enfoque interdisciplinario

15:00 h

Receso

15:15 h

  • Sandra Elena Guevara Flores  (Centro de Estudios Antropológicos FCPys-UNAM)
    Códices y Crónicas en la Paleopatología de la época de contacto (1519-1560) de la Nueva España
  • Jennifer Saumur  (Miembro no permanente, ArchAm UMR 8096)
    Cuando la arqueología se enfrenta a los códices: datos cruzados del Posclásico tardío al siglo XVI en las tierras mixtecas y zapotecas de Oaxaca
  • Héctor Walde  (Programa Municipal para la Recuperación del Centro Histórico de Lima – PROLIMA)
    Arqueología en el Centro Histórico de Lima

Modera: Xabier Itçaina (Investigador CNRS en delegación CEMCA)

16:00 h

Balance y discusión

Thomas Calvo (El Colegio de Michoacán)

17:00 h

Clausura

Lunes 12 de junio | 8:45-17:00 h

Casa de Francia – Havre #15, Juárez, 06600, CDMX. ENTRADA LIBRE.

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Conservación de las manifestaciones rupestres de Naj Tunich y la experiencia en la gestión del patrimonio francés, español y guatemalteco

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Ciclo internacional de conferencias virtuales

 Conservación de las manifestaciones rupestres de Naj Tunich y la experiencia en la gestión del patrimonio francés, español y guatemalteco.

Presentación

En el año 2017 se creó la Iniciativa Naj Tunich con el objetivo de conservar los bienes patrimoniales que conforman el Parque Arqueológico Naj Tunich, bajo una visión de gestión integrada en el marco de los procesos de desarrollo territorial, con mayor enfoque en la preservación de las manifestaciones rupestres que se encuentran en la cueva, las que corresponden al período clásico de la antigua cultura Maya. Se considera que estas fueron elaboradas en el siglo VII dC.

Por su relevancia, el Estado de Guatemala inscribió en 2002 la cueva y sus pinturas rupestres en la Lista Indicativa de Patrimonio Mundial ratificado en 2012. Dada las condiciones en las que se encuentra este Parque, la Iniciativa Naj Tunich priorizó cuatro ejes temáticos de trabajo siendo gobernanza, protección, sistema de gestión y uso sostenible. Durante los últimos 5 años se han abordado acciones prioritarias para dar un soporte a los trabajos previstos en una planificación macro establecida. Para desarrollar la labor de esta Iniciativa se establecieron alianzas con la Fundación ProPetén y la Fundación para la Conservación en Guatemala (FCG) con el fin de desarrollar los mecanismos administrativos financieros necesarios para la gestión de fondos.

En 2022 se ha establecido otra alianza con el Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés) ambas a través de sus oficinas en Guatemala, para realizar acciones encaminadas a la conservación de estas manifestaciones, a partir del establecimiento de relaciones entre especialistas en conservación de arte rupestre, estudios geológicos, epigrafistas y gestores de los sitios de patrimonio mundial que poseen condiciones similares a Naj Tunich, con el fin de realizar intercambios de conocimientos y experiencias que puedan aportar y adaptarse a las condiciones locales.

Esta línea de trabajo se vincula con el segundo resultado de la Iniciativa que busca “contribuir al desarrollo de un sistema de gestión del parque que asegure la conservación y el uso sostenible de los bienes patrimoniales que en él se encuentran, así como la reducción de las amenazas persistentes”, este resultado prevé el desarrollo de un programa de conservación de las manifestaciones rupestres del parque.

En este sentido dada la inexperiencia en la conservación de este tipo de patrimonio en Guatemala, es necesario realizar un proceso de aprendizaje e intercambio con otros sitios similares para el establecimiento de un plan coherente y efectivo en Naj Tunich. Esta necesidad impulso al establecimiento de un mecanismo cooperativo al Grupo Guatemalteco de Investigación de Arte Rupestre de la Escuela de Historia y a la Carrera de Arqueología del Centro Universitario de Petén, ambos de la Universidad de San Carlos de Guatemala, con el fin de democratizar la información y promover el aprendizaje especializado dentro de la academia.

Para iniciar un proceso sistemático, se tiene programado abrir un espacio virtual para el compartimiento de conocimiento a través de una serie de conferencias, en las que especialistas destacados en las temáticas vinculadas a la conservación a nivel internacional son invitados a exponer el trabajo realizado y debatir sus planteamientos como punto de encuentro para ir definiendo los lineamientos del trabajo de conservación que pueden ser adaptados a Naj Tunich y otros sitios similares en Guatemala. De esta manera el ciclo de conferencias aportará ideas sobre acciones y estrategias a través de una convergencia transdiciplinaria para atender los problemas de conservación de manifestaciones rupestres en ámbitos de cuevas.

Contexto o antecedentes:

El Parque Arqueológico Naj Tunich fue creado en 1985 para proteger las 94 manifestaciones rupestres que se han identificado en la cueva principal clasificadas en pinturas, huellas y petroglifos. De estos últimos se han contabilizado 500 glifos que han dado la pauta para apoyar el proceso de interpretación de la escritura Maya por los epigrafistas. Estas manifestaciones se consideran un hito en la arqueología rupestre en Guatemala por la cantidad de pinturas y petroglifos allí encontrados, su alto nivel de arte y calidad caligráfica, además de encontrar imágenes que representan escenas del Popol Vuh, el libro más importante de la cultura Maya Q’uiche.

La cueva tuvo función ritual de la élite en la época prehispánica según relatan los textos encontrados. Estas manifestaciones han sido acompañadas por arquitectura dentro de la cueva, construida en mampostería con función funeraria y para nivelación del terreno. En el interior de la cueva se encuentra un depósito de agua que corre en niveles subterráneos conformado por las escorrentías de lluvias. Según los vigilantes del parque, este depósito en el pasado se conservaba durante todo el año, pero con el cambio del clima la época seca se ha ampliado y la fuente de agua se ha convertido en estacional.

En el fondo de este depósito de agua durante las investigaciones arqueológicas fueron encontradas algunas ofrendas depositadas por los participantes de estas ceremonias durante la antigüedad, denotando la importancia del agua para las ceremonias espirituales, creencias que se mantienen vivas en la población Maya contemporánea al considerar que algunas fuentes de agua son medios para la curación de enfermedades, al estar dentro de una cueva denota las míticas creencias relacionadas con el inframundo.

A partir de su redescubrimiento el Instituto de Antropología e Historia de la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural perteneciente al Ministerio de Cultura y Deportes, delimitó 142 hectáreas para la conservación, cuya superficie contiene bosque alto latifoliado húmedo subtropical, siendo uno de los pocos que se mantiene en pie en esta zona y que conforman el área del parque. Este bosque cubre además un manantial en superficie del que se abastece una parte de la comunidad durante todo el año y es el que se mantiene durante la época seca. El parque se ubicada en un contexto de paisaje degradado por la deforestación causado por el huracán Iris ocurrido en 2001 luego incrementado por la agricultura y ganadería que se ha practicado en las últimas décadas en los alrededores.

Actualmente, el umbral de la cueva está siendo reutilizado para la realización de ceremonias mayas, por el pueblo migrante Maya Q’eqchi’, cuya población llegó al área a partir de 1970 provenientes de la región de Alta Verapaz. Estas actividades empezaron con la firma de los Acuerdos de Paz en la década de los 90’s, cuando un grupo de líderes Q’eqchi’ empezó a formarse como guías espirituales, siendo Naj Tunich el sitio en donde empezaron a realizar sus prácticas espirituales en esta región, utilizándolo como el punto de reunión ritual.

El Parque se localiza en Petén al norte de Guatemala, al oeste de la zona de adyacencia con Belice y el sur de las Montañas Mayas, cercano a la Bahía de Amatique en el Golfo de Honduras. El paisaje está compuesto por montañas con relieve variado entre 200 y 900 metros sobre el nivel del mar, en una extensiva zona kárstica. Se localiza dentro de la zona de amortiguamiento de la Reserva de Biosfera Chiquibul-Montañas Mayas, forma parte del Corredor Biológico Mesoamericano ubicado en la vertiente del Caribe, a 600 metros sobre el nivel del mar. Se encuentra sobre una zona de recarga hídrica.

Objetivos del ciclo:

Abrir un espacio de diálogo para compartir conocimiento y experiencias sobre metodologías aplicadas a la conservación de manifestaciones rupestres en ámbito de cuevas con especial énfasis en contextos kársticos para el aprendizaje sobre experiencias en otros sitios similares a Naj Tunich.

Se espera que la discusión logre:

  • Compartir información y avances de los trabajos y estudios realizados en Naj Tunich.
  • Conocer la metodología aplicada en la conservación de manifestaciones rupestres en Francia y otros sitios similares.
  • Discutir sobre posibles estrategias y acciones que puedan aplicarse en Naj Tunich para conformar un plan de conservación de las manifestaciones rupestres.
  • Abrir un espacio de aprendizaje, compartimiento de información y para sensibilización con el público interesado para captar su atención hacia la conservación del patrimonio rupestre.

Metodología del ciclo de conferencias:

El ciclo consiste en una serie de conferencias públicas gratuitas a realizar de manera virtual a través de la Plataforma de CEMCA Guatemala, en la que ponentes invitados presentarán su experiencia y conocimiento en temas relacionados a la conservación de manifestaciones rupestres que se localizan en cavernas. Las primeras intervenciones serán dedicadas a Naj Tunich para poner en contexto a los asistentes y para dar a conocer sobre el proceso de conservación que se está impulsando. Este ciclo se prevé se desarrolle durante los meses de Junio 2023 a Marzo 2024, considerando una conferencia mensual que se ofrecerá a las 09:00 horas (tiempo de Guatemala) y algunas a las 10:00 horas

Cada evento contará con una conferencia de 30 minutos de duración. Posteriormente se abrirá el diálogo a través de un espacio de preguntas y respuestas con disponibilidad de 15 minutos. La moderación estará a cargo de la Iniciativa Naj Tunich, CEMCA Guatemala y la Representación de UNESCO en Guatemala. De tener conferencistas que no hablen español, la participación será en inglés teniendo una traducción para hacer accesible el contenido facilitado por CEMCA. Al inicio de cada evento se tendrá unos minutos para introducir a la persona invitada.

Las sesiones serán convocadas previamente a través de las redes sociales de la Iniciativa Naj Tunich, CEMCA Guatemala, UNESCO Guatemala, FCG, Fundación ProPetén, del Grupo Guatemalteco de Investigación de Arte Rupestre de la Escuela de Historia y a la Carrera de Arqueología del Centro Universitario de Petén, ambos de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Las conferencias serán transmitidas en línea, en tiempo real, a través de Facebook Live de CEMCA, se tendrá una persona de CEMCA monitoreando las preguntas o intervenciones del público en cada red para pasarla al moderar (a).

Las sesiones serán grabadas para dejarlas colgadas en la plataforma de Facebook, sitio de CEMCA para los que no pudieron escucharlas en tiempo real y posteriormente hacer una edición subirla a la página web de la Iniciativa Naj Tunich (https://najtunich.gt/) así como en las plataformas de las entidades organizadoras del ciclo. Para los participantes que han escuchado el 80% a la totalidad de conferencias, registrados en los formularios que se preparen para ello, se les otorgará un diploma de participación.

Al final se espera contar con una memoria del ciclo de conferencias en el que se documenten los resultados. La información que se provea será fundamental para empezar a trabajar en la propuesta de un plan de conservación para Naj Tunich.

Perfil de los invitados:

Los invitados serán seleccionados de acuerdo con el trabajo realizado en o sobre Naj Tunich, así como en las cavernas de manifestaciones rupestres en Francia, sin descartar otro sitio con similares condiciones en otro país, como puede ocurrir con Altamira en España. El perfil de las personas a invitar, se define en cuanto al conocimiento que hayan generado a través de investigaciones científicas, a través de los datos generados por medio de la práctica durante los procesos de conservación in situ, tanto en epigrafía, conservación de rocas, tintes o carbón, planificación y gestión, geología, impactos hidrometereológicos, trabajo comunitario, etc., promoviendo la integración multidisciplinaria.

[31 mayo] Seminario doctoral

Seminario Diálogos interdisciplinarios

Seminario Diálogos Interdisciplinarios

Presentación 1: La colonización agrícola de las Antillas y de la Nueva España en el siglo XVI: representaciones, prácticas y consecuencias.

La conquista de varios territorios de las Américas por los españoles inició un proceso descrito por el historiador estadounidense A. Crosby como el “intercambio colombino”, a saber: la circulación de plantas y animales entre ambos lados del Atlántico después de las expediciones colombinas. Dentro de una historiografía ya densa, esta ponencia presentará una investigación doctoral en curso intentando relacionar la historia medioambiental con la historia social y la historia cultural. La hipótesis principal es que las plantas europeas estaban estrechamente vinculadas con la conquista española: en todos los lugares donde se asentaron, los españoles intentaron poner sus plantas e instaurar heredades similares a las de Castilla. Varias razones pueden explicar el anhelo español para la transferencia en sus dominios americanos de un grupo homogéneo de plantas, descritas como “plantas de Castilla” en las fuentes. Además de estar consideradas como medios imprescindibles para la “perpetuación” de la presencia española, tenían un fuerte valor religioso, explicando el papel de los misioneros en su difusión.

Aquellas representaciones culturales estaban vinculadas con prácticas concretas. Para llevar las plantas de Castilla, los españoles tuvieron que inventar nuevas técnicas para asegurar la transferencia de las plantas de un lado a otro del Atlántico, un desafío sin precedente en la historia de la navegación. A pesar de todas las dificultades y de costos consecuentes, los españoles pusieron muchos esfuerzos en esas circulaciones, mostrando la importancia que acordaban a las plantas de Castilla.

La llegada rápida de tales plantas provocó cambios fundamentales en las Américas. Cambiando la naturaleza, transformando los paisajes, las plantas traídas participaron también en la construcción de la sociedad colonial novohispana, a través de las actividades agropecuarias desarrolladas por los colonos. De hecho, las plantas de Castilla estuvieron en el centro de las relaciones entre españoles e indígenas, tanto en el punto de las relaciones cotidianas y interpersonales, como de la construcción de las nuevas identidades jurídicas de las comunidades indígenas después de la conquista. Entre relaciones forzosas y re-apropriaciones oportunistas, las plantas de Castilla expresan toda la ambigüedad de la nueva sociedad novohispana. En resumen, el proyecto doctoral quiere mostrar como la sociedad colonial novohispana se construyó en parte por estas plantas, estudiando procesos ya conocidos con nuevo punto de vista.


Comenta: Arnaud Exbalin (U. Paris Nanterre, Mondes américains ESNA-EHESS)
Presenta: Antoine Duranton (EHESS, centre de recherches historiques (CRH)- groupe d’études ibériques (GEI))

Presentación 2: La cuestión de la identidad cultural en el giro decolonial latinoamericano

En Francia, el contexto editorial es cada vez más favorable a la difusión de las ideas del giro decolonial latinoamericano. Sin embargo, desde su aparición en el ámbito francés, y a fortiori desde 2019 y la polémica del islamo-izquierdismo, su recepción se produce en el marco de debates políticos y académicos, en cuyo centro se encuentra la idea de que participarían en una esencialización de las identidades culturales, amenazando así con producir análisis erróneos en el plano científico y fragmentar la sociedad en el plano político.

En primer lugar, esbozaremos los entresijos del giro decolonial. Este movimiento de ideas se formó en la década de los 1990 en América Latina y se institucionalizó mediante la constitución del grupo Modernidad/Colonialidad en la década de los 2000. Su aparición debe entenderse a la luz de dos elementos: el contexto político en el que aparece y el poscolonialismo, del que pretende distinguirse. En efecto, emerge tras dos décadas de políticas neoliberales cuando se han fortalecido las izquierdas latinoamericanas y se han revitalizado los movimientos sociales, a lo que se añade un clima de oposición general a los modelos sociales, económicos y políticos occidentales. Además, cabe tomar en cuenta las numerosas diferencias que separan las corrientes poscolonial y decolonial. Esta última ambiciona ser una radicalización de la crítica al eurocentrismo ya formulada por los estudios poscoloniales. Además de las diferencias de objeto, de período histórico, de corpus y de filiación teórica, existe también una voluntad de ir más allá, formulada por ciertos autores como una crítica eurocéntrica del eurocentrismo.

En la segunda parte de esta presentación, intentaremos mostrar que el discurso sobre la identidad cultural, que es uno de los resortes argumentativos del giro decolonial, se basa en la tradición del latinoamericanismo, iniciada a mediados del siglo XIX y continuada a lo largo del siglo XX. Tomaremos como ejemplo el pensamiento del filósofo argentino-mexicano Enrique Dussel, pensador del diálogo intercultural y de la alteridad, así como uno de los primeros en criticar la narrativa de la modernidad occidental. Esta línea crítica se convertirá en una de las tesis principales del movimiento: la modernidad es estructuralmente colonial. Por último, trataremos de las dificultades actuales de esta investigación doctoral, evocando el cuestionamiento de la legitimidad que tiene el/la investigador·a europeo·a a trabajar sobre estos temas, así como sobre las cuestiones metodológicas relativas a la filosofía de campo.


Comenta: Gabriel Martínez (Posgrado en Estudios Latinoamericanos (PPLE), Facultad de Filosofía y Letras, UNAM)
Presenta: Lola Yon-Dominguez (doctorante, EHESS, CEMS (Centre d’études des mouvements sociaux)

Miércoles 31 mayo | 10:30-12:30 h

CEMCA – Río Nazas #43, Cuauhtémoc, 06500, CDMX. Salón 21. ENTRADA LIBRE.

[19-20 mayo] VIOLENCIA(S) Y TRABAJO DE CAMPO EN MÉXICO

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Violencia y trabajo de campo en México
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Coloquio franco-mexicano

VIOLENCIA(S) Y TRABAJO DE CAMPO EN MÉXICO:

Convivencia, ética de la investigación y reglas de cientificidad en humanidades y ciencias sociales

¿Es posible hacer trabajo de campo en México hoy en día? O dicho directamente, ¿es posible, a pesar de ser demasiado peligroso, arriesgado o comprometedor? La pregunta puede parecer incongruente para los investigadores mexicanos que nunca han dejado de trabajar en las comunidades o para los investigadores extranjeros que llevan mucho tiempo activos en el país, sin embargo, esta es una pregunta recurrente para los jóvenes e investigadores sénior antes de su partida a campo.

En algunos países, las instituciones de investigación implementan trámites administrativos más o menos complicados para realizar misiones en México ‒como ocurre con los procedimientos de autorización de seguridad del Centre national de la recherche scientifique (cnrs) o el Institut de recherche pour le développement (ird)‒ y estos pueden ser retrasados o negados de acuerdo con criterios variables ‒por ejemplo, el sistema de clasificación por colores de las zonas de peligro establecido por el Ministerio de Asuntos Exteriores del gobierno francés‒. En ocasiones, además, los arbitrajes sobre la conveniencia del trabajo de campo tienen lugar en niveles administrativos inferiores, como lo son el ayuntamiento o el ejido, lo que plantea otras dificultades en la gestión de espacios.

Hay que decir que el encuadre mediático de México fuera de las fronteras de la República es desconcertante. No hay un solo medio de comunicación extranjero que no hable de la violencia que recorre y carcome a la sociedad mexicana, como una plaga abstracta e insuperable. Es cierto que los hechos que ocupan las portadas de los periódicos nacionales e internacionales son indicativos de crisis incrustadas (de seguridad, humanitarias y, en la actualidad, forenses): la guerra contra el narcotráfico de 2006 iniciada por el presidente Felipe Calderón ha dejado un saldo superior a los 350 000 muertos; la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014, que desde entonces encarna la realidad de otros 110 000 desaparecidos; los asesinatos de periodistas o representantes políticos a escala local en los últimos diez años, las fosas clandestinas encontradas por todo el territorio, y muchas otras oscuras realidades del país.

Parece reduccionista detenerse en ese encuadre mediático ‒que a pesar de su cruda y dramática realidad no deja de ser parcial sobre lo que significa hoy vivir y hacer trabajo de campo en México‒, sin embargo, sería nocivo eludir las transformaciones objetivas del contexto mexicano. Así pues, además de los pactos y negociaciones inherentes a cualquier trabajo de campo en las ciencias sociales, existen estas complejas realidades que modifican profundamente el acceso y las prácticas de este. ¿Qué debemos hacer con este contexto político y social cambiante, inestable e incluso peligroso para nuestras prácticas? ¿Cómo afecta al trabajo de campo en las ciencias sociales y humanas? Por último, ¿qué significa actualmente hacer este trabajo de observación y recolección de datos en México?

Entre otras instituciones mexicanas preocupadas por estas transformaciones de las condiciones objetivas de investigación en México, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (ciesas) es una institución pionera en la realización de investigaciones antropológicas en contextos de gran marginalidad y exclusión. Fundado en 1973, primero como Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (cesinah), por los antropólogos indígenas Gonzalo Aguirre Beltrán, Guillermo Bonfil y Ángel Palerm, y luego como ciesas en 1980. Este centro se dedicó a la antropología social, la historia y la lingüística, en particular de las zonas rurales e indígenas del contexto mexicano, antes de abrirse a otras disciplinas como la geografía, la sociología y la ciencia política. Las siete sedes actuales reflejan una estrategia temprana de un registro regional de investigadores para resolver problemas nacionales.

En la década de los noventa, el conflicto armado en el estado de Chiapas renovó el enfoque antropológico sobre el trabajo de campo y la reflexión sobre cómo realizar investigaciones en territorios militarizados se acompañó de una renovación de las cuestiones éticas y políticas, especialmente desde una perspectiva de género y de las organizaciones indígenas. Recientemente, se ha producido otro punto de inflexión en los estudios de ciencias sociales relacionado con el trabajo de campo, muchas investigaciones que tratan directamente de la violencia la abordan desde la perspectiva de la vida cotidiana o desde sus márgenes ‒con el auge de las ciencias forenses en particular‒ lo que nos invita a pensar y dar un lugar destacado a la interdisciplinariedad, en una combinación de enfoques científicos que se entrecruzan y complementan entre sí.

Hay que señalar que las cuestiones sobre el acceso al trabajo de campo se limitan a las partes introductorias de los libros y ninguno de ellos aborda plenamente este tema ‒a pesar de que todos los autores que realizan estos métodos de investigación han visto trastocado su trabajo‒ ni las categorías utilizadas para describir este nuevo México: el de la violencia generalizada con la que todos han aprendido a convivir, integrándola en su trabajo a lo largo de los años.

Para el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (cemca) el trabajo de campo es parte constitutiva del laboratorio de investigación, aunque nunca se ha pensado como tal de manera sistemática y diacrónica. En 1960 se creó la Misión Arqueológica y Etnológica Francesa en México (maefm) para facilitar el trabajo de campo de los investigadores franceses en el país. Al año siguiente se puso en marcha el primer programa de investigación en arqueología y etnología, con una fuerte dimensión colectiva. Durante el trabajo de campo, investigadores de diversas disciplinas se reúnen, concibiendo a las ciencias humanas y sociales como complementarias. Además de arqueólogos y etnólogos (a menudo las mismas personas combinan varias especialidades), también colaboran historiadores, lingüistas, botánicos, químicos, y también especialistas de otras disciplinas como el registro gráfico o la ilustración histórica. Más adelante, sobre todo a partir de los años ochenta, el centro, que entonces cambió su nombre por el de cemca se especializó más claramente en las ciencias humanas y sociales. La arqueología y la antropología permanecieron, por supuesto, pero también se afianzaron la historia, la geografía, la sociología, la lingüística, la historia del arte y, más recientemente, las ciencias políticas. Tanto si se interesan por las sociedades antiguas como por las contemporáneas, todas las disciplinas (o casi todas) comparten una concepción o enfoque determinados sobre el trabajo de campo.

Los investigadores franceses que visitan México durante periodos más o menos largos hacen regularmente este tipo de trabajo, si es que no se instalan a vivir ahí. Estas experiencias de terreno han dado lugar a numerosos trabajos monográficos que describen las realidades sociales de la capital mexicana o de regiones tan distintas como la Sierra Norte de Puebla, la Huasteca veracruzana, los altos de Chiapas o, más recientemente, Sinaloa, por citar algunas. Por último, estas experiencias han dado lugar a un tipo de relación con el campo que camina entre la intimidad y el distanciamiento. Aunque muchos investigadores han reflexionado críticamente sobre este, no ha sido hasta el 2021 que el cemca ha coeditado un libro que lo refiere específicamente: Etnografía y trabajo de campo: Teorías y prácticas de la investigación antropológica, coordinado por el investigador David Lorente. Este volumen examina la etnografía en Mesoamérica a través de la experiencia de muchos antropólogos mexicanos, latinoamericanos, europeos y estadounidenses, subrayando sus variedades, nutriendo los planteamientos teóricos, y sobretodo, enfatizando la importancia que tiene este trabajo como fuente de investigaciones.

El objetivo de este coloquio es continuar la reflexión iniciada por el libro dirigido por Lorente, confrontarla con las disquisiciones sobre el tema llevadas a cabo por el ciesas, ampliándola a las demás disciplinas de las ciencias humanas y sociales donde el trabajo de campo es fundamental en una perspectiva comparativa ‒si no término por término, al menos por afinidad‒ y diacrónica, tomando como medida de tiempo la experiencia de investigación; todo ello atravesado por la cuestión más reciente de la violencia. La última particularidad de este coloquio es la especial atención que se prestará al trabajo de campo de la arqueología y su relación con el contexto. En efecto, si las ciencias sociales han reflexionado a menudo sobre su relación con los métodos, actores y el trabajo de campo en general, al igual que los razonamientos que han alimentado regularmente la investigación en el ciesas, poco lo han hecho respecto a otras especialidades con prácticas tan diversas como la arqueología. Este coloquio es, por tanto, un intento de poner en diálogo las disciplinas desde una perspectiva diacrónica, comparativa y ética frente a un contexto de violencia.

Para ello, se proponen tres grandes líneas de reflexión:


1. Pensar el trabajo de campo en la arqueología y la antropología frente al cambio social

Los cambios sociales y políticos esbozados al principio de este texto han tenido un profundo impacto en las excavaciones arqueológicas locales presentes en los espacios públicos o privados, que se han visto directamente afectadas por la intrusión de la violencia, trastornando el trabajo de los arqueólogos en campo.

Los arqueólogos comparten con los antropólogos la experiencia de un trabajo de campo regular, más o menos prolongado, a veces durante varias décadas. Esta perspectiva a largo plazo les permite conservar una memoria del trabajo, pero también de antiguos vínculos, y estar en el corazón de las transformaciones. Los antropólogos, en cambio, se enfrentan a la vida cotidiana de las personas con las que conviven y se ven confrontados directamente con las consecuencias de las transformaciones de sus modos de vida. Sin embargo, de estos cambios pueden surgir nuevas dificultades y posibles «fracasos», que tanto arqueólogos como antropólogos comparten, sobre todo cuando el trabajo de campo se vuelve en contra del investigador. Así pues, el trabajo de campo, que puede haber sido utilizado durante mucho tiempo, y sea cual sea la disciplina, nunca puede darse por sentado.

Además, el trabajo de campo en la arqueología tiene una característica colectiva, de colaboración, que no está presente en las ciencias sociales, que suelen ser individuales (incluso cuando forman parte de encuestas colectivas). Esta cooperación con el terreno tiende a dejar a las comunidades en una situación pasiva por la mínima integración de estas en los resultados, ya sea mediante exposiciones o conferencias, a pesar de que generalmente implica la contratación de trabajadores locales, contratos de trabajo y gestión empresarial del colectivo de excavación. De manera inversa, la antropología ‒especialmente la antropología social, pero hoy también la antropología forense‒ integra en sus métodos una verdadera reflexión sobre la recogida de datos y la restitución a las comunidades locales. Para responder a las exigencias y cambios en la relación con el terreno, los arqueólogos promueven cada vez más proyectos participativos, en los que la meta es devolver un papel activo a las comunidades. Los antropólogos ofrecen aquí una reflexión ya avanzada, pero que se ha transformado bajo el impacto de la violencia, que podría permitir un diálogo fructífero entre disciplinas.

¿Cómo podemos trabajar colaborativamente? ¿Es posible hacerlo a largo plazo? ¿Cómo reaccionar ante los fracasos o el estallido de violencia? ¿Por qué y cómo puede evolucionar la ética de la relación con el trabajo de campo? Los temas de este primer eje son la adaptación a las transformaciones del contexto, a las transformaciones de uno mismo y repensar el campo y los sujetos que lo atraviesan.


2. El trabajo de campo y la violencia: Del surgimiento de la violencia en el territorio a las nuevas investigaciones mexicanas

Aunque México lleva muchos años experimentando un repunte de la violencia de diversos tipos, no todos los investigadores se han visto afectados de la misma manera. Los arqueólogos poco habituados a considerar este tipo de cuestiones contemporáneas, tan alejados están de los problemas que plantea el estudio de las sociedades antiguas, pueden dar fe de ello. Como resultado, para algunos, el trabajo de campo se ha transformado hasta el punto de verse limitado, obstaculizado o incluso impedido. Para otros, el cambio ha sido marginal. Por último, para otros, el tiempo de la violencia se ha convertido en un objeto de estudio en sí mismo. Solo hay que señalar cómo, en la última década, se han multiplicado los estudios antropológicos, sociológicos o politológicos que cuestionan directamente las configuraciones violentas en México. En todos los casos, la violencia crea zonas autorizadas, protegidas o de refugio, y otras prohibidas, peligrosas. Los investigadores entran y salen de estas nuevas territorialidades, cuestionando con su presencia y movimiento la distribución espacial de las nuevas relaciones de poder y las fronteras más o menos porosas entre estos espacios.

La violencia atraviesa el terreno y puede ser objeto de ella. ¿Cómo analizar estas dinámicas violentas, tanto si configuran las condiciones de acceso al campo como si son objeto de estudio por derecho propio? ¿Qué trucos utilizan hoy los investigadores sobre el terreno para hacer una etnografía de la violencia a pesar de ella? ¿Qué límites se les imponen y qué efectos puede tener esto en la producción de conocimiento? Cuando el trabajo de campo es posible, ¿qué ética de investigación debe adoptarse ante la violencia para no exponerse ni ponerse en peligro? La reflexión sobre la violencia como motor de nuevos métodos en el trabajo de campo será el tema de este segundo eje.


3. La comparación, lo que las disciplinas pueden (y deben) compartir

Uno de los puntos de partida de este coloquio es la comparación de las prácticas de campo entre disciplinas, partiendo del caso específico mexicano, y en particular confrontando la arqueología y las ciencias sociales, disciplinas poco acostumbradas a dialogar sobre este punto. Una de las consecuencias sorprendentes de los efectos de la violencia en el país es precisamente un acercamiento disciplinario inesperado, por ejemplo, con la antropología forense en la búsqueda de desaparecidos y la exhumación de fosas (comunes y clandestinas), y la antropología física, especializada en los restos óseos antiguos. Del mismo modo, la antropología social colabora hoy estrechamente con la antropología forense, una disciplina que está creciendo rápidamente en México para dar identidad de los cadáveres anónimos encontrados en todo el país.

Pero también hay una dimensión territorial más tradicional en la comparación, que también parece útil articular. De hecho, la íntima relación que muchos investigadores mantienen con su terreno limita el trabajo comparativo dentro de un único espacio regional o, más aún, a escala de áreas culturales consideradas demasiado distantes. Así, los campos etnográficos comparativos suelen ser más raros, ya que el localismo a largo plazo prevalece sobre el comparatismo a corto plazo. Algunas otras disciplinas, como la geografía, la sociología o la ciencia política, defienden el uso de la comparación, a veces con riesgo de generalizaciones amplias y en detrimento de un trabajo etnográfico más detallado. Sin embargo, comparar lo incomparable, parafraseando a Marcel Detienne, suele ser heurístico y, de hecho, cada vez son más los investigadores que intentan comparaciones «incomparables» o improbables.

Por tanto, ¿podemos atrevernos a comparar, a escala temporal, las sociedades antiguas y contemporáneas? ¿Hay que fomentar las comparaciones multidisciplinares interregionales e intrarregionales? ¿Qué método disciplinario debe utilizarse para una comparación heurística? ¿Ayuda en la producción teórica?

Finalmente, el reto de este último eje intentará que las disciplinas de las ciencias humanas y sociales dialoguen sobre la heterogeneidad de sus enfoques metodológicos y teóricos de comparación.

19 y 20 de mayo 2023 | 9:00 h

Casa de Francia – Havre #15, Juárez, 06600, CDMX. ENTRADA LIBRE.

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